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Por un valle solitario,
poblado de espesas hayas
que a la silenciosa luna
cierran el paso enramadas,
un anciano venerable,
a quien de la dulce patria
echan el odio y la envidia,
con inciertos pasos vaga. [...]
"¡Oh! ¡Quiera el cielo benigno",
con voz dolorida exclama,
"que sobre ti, patria ciega,
mi persecución no caiga!
Tu te ofendes de los buenos;
y de tus hijos madrastra,
sus virtudes con oprobios,
con grillos sus luces pagas. [...]
Nunca el saber fue dañoso,
ni nunca ser supo esclava
la virtud. Si ciudadanos
quieres, eleva las almas. [...]
En esto, en esto debieras
gastar los montes de plata
que de las remotas Indias
traen las flotas a tus playas.
El labrador descendiente
de aquéllos que por su espada
te las dieron, con gemidos
tristes el pan te demanda. [...]
¡Guarte, que a tu fin caminas!
El velo fatal arranca
de tus ojos, y contempla,
contempla, ¡infeliz!, tus llagas. [...]
Las leyes yacen: sucede
al amor del bien la helada
indiferencia; en la sangre
del pobre el rico se baña. [...]
En medio de su trono de oro
la opulencia atroz con vara
de hierro y sañuda frente
al pueblo agobia tirana;
y tras ella, sí, tras ella...
¡Ah, España infeliz!... En agua
mi faz se inunda en tan cruda
memoria, y la voz me falta.
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Juan Meléndez Valdés (1754-1817), La despedida del anciano, 1787.
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Luigi Boccherini (1743-1805), Quintet amb guitarra en re major, 1788-1789 [G 448]. José Miguel Moreno et La Real Cámara, dir. Emilio Moreno.
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III. Grave assai - Fandango:
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