Francisco de Goya (1746-1828), Cap de gos, 1821-1823, oli sobre paret.
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Así es como a vista de estas paredes nacen una de otra mil agra-dables ilusiones, que fuera molesto referir; pero no quiero callar una, que en cierto modo pertenece a la historia de este castillo, y que tampoco desagradará a usted, para quien solo escribo. Por otra parte, ¿no sería muy árida y enojosa su descripción, si detenido yo en las formas de sus piedras, desechase las reflexiones que despiertan, privando a usted y privándome a mi del placer con que se recuerdan tan respetables memorias?
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Es bien sabido que en la época de que hablamos, la judicatura del ingenio estaba reservada a las damas, como la del valor, y que la literatura de entonces se reducía casi a la poesía provenzal, especialmente en la corte de Aragón, en cuyo molde fue vaciada la de Mallorca. [...] ¡Oh, y cuán brillante y discreta asamblea no pre-sentarían bajo de estas bóvedas, el Rey cercado de sus grandes y barones, la Reina presidiendo en medio de las damas aragonesas y palmesanas, y los nobles trobadores de Aragón, Cataluña y Mallorca, recitando o cantando entre ellas a competencia sus terzones y serventesias, trovos y decires, para obtener de su mano la violeta de oro, premio del vencedor! Y aun acabado tan solemne acto, ¿qué sería oírlos cantar al son del arpa o del laúd sus lais y virolais, para deporte de las mismas damas, o bien hacerlos tañer y cantar por sus juglares y menestriles, mientras que las acompañaban en las danzas y zarabandas de sus saraos, esperando siempre de sus labios la recompensa de su ingenio? Y pensando en esto, ¿sería posible no sentir una parte del entusiasmo que tales asambleas inspiraban?
Así es como a vista de estas paredes nacen una de otra mil agra-dables ilusiones, que fuera molesto referir; pero no quiero callar una, que en cierto modo pertenece a la historia de este castillo, y que tampoco desagradará a usted, para quien solo escribo. Por otra parte, ¿no sería muy árida y enojosa su descripción, si detenido yo en las formas de sus piedras, desechase las reflexiones que despiertan, privando a usted y privándome a mi del placer con que se recuerdan tan respetables memorias?
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Es bien sabido que en la época de que hablamos, la judicatura del ingenio estaba reservada a las damas, como la del valor, y que la literatura de entonces se reducía casi a la poesía provenzal, especialmente en la corte de Aragón, en cuyo molde fue vaciada la de Mallorca. [...] ¡Oh, y cuán brillante y discreta asamblea no pre-sentarían bajo de estas bóvedas, el Rey cercado de sus grandes y barones, la Reina presidiendo en medio de las damas aragonesas y palmesanas, y los nobles trobadores de Aragón, Cataluña y Mallorca, recitando o cantando entre ellas a competencia sus terzones y serventesias, trovos y decires, para obtener de su mano la violeta de oro, premio del vencedor! Y aun acabado tan solemne acto, ¿qué sería oírlos cantar al son del arpa o del laúd sus lais y virolais, para deporte de las mismas damas, o bien hacerlos tañer y cantar por sus juglares y menestriles, mientras que las acompañaban en las danzas y zarabandas de sus saraos, esperando siempre de sus labios la recompensa de su ingenio? Y pensando en esto, ¿sería posible no sentir una parte del entusiasmo que tales asambleas inspiraban?
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Pero el tiempo, que disipó aquellos objetos, va consumiendo ahora con diente roedor hasta las duras piedras de este edificio, cuya decadencia ofrece al observador otras reflexiones de muy diferente naturaleza. [...] Mirado por la parte del Norte, no solo aparece en su primera integridad, sino que sus muros, endurecidos por los vientos fríos y secos que soplan desde el Nordeste al Noroeste, se ven entapizados de una costra de musgo tenacísimo, cuyas escamas blanquecinas, jaldes, grises y negras, anuncian, como las hiedras en los viejos robles, su venerable, pero fresca y robusta ancianidad. Por el contrario, a la parte opuesta los vientos y las lluvias australes, que frecuentemente le azotan, atacando el gluten, y desuniendo el grano de la piedra, abren paso a los ardientes rayos del sol, que mientras corre de oriente a poniente, penetran hasta las entrañas de sus sillares, y los corroen y deshacen, y graban en ellos la marca de su flaca decrepitud.
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Pero el tiempo, que disipó aquellos objetos, va consumiendo ahora con diente roedor hasta las duras piedras de este edificio, cuya decadencia ofrece al observador otras reflexiones de muy diferente naturaleza. [...] Mirado por la parte del Norte, no solo aparece en su primera integridad, sino que sus muros, endurecidos por los vientos fríos y secos que soplan desde el Nordeste al Noroeste, se ven entapizados de una costra de musgo tenacísimo, cuyas escamas blanquecinas, jaldes, grises y negras, anuncian, como las hiedras en los viejos robles, su venerable, pero fresca y robusta ancianidad. Por el contrario, a la parte opuesta los vientos y las lluvias australes, que frecuentemente le azotan, atacando el gluten, y desuniendo el grano de la piedra, abren paso a los ardientes rayos del sol, que mientras corre de oriente a poniente, penetran hasta las entrañas de sus sillares, y los corroen y deshacen, y graban en ellos la marca de su flaca decrepitud.
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Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), Descripción histórica del castillo de Bellver, 1805.
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Luigi Boccherini (1743-1805), Quintet amb dues violes op.60 nº5 [G 395], 1801. Ensemble 415.
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Luigi Boccherini (1743-1805), Quintet amb dues violes op.60 nº5 [G 395], 1801. Ensemble 415.
I. Allegro con moto: http://www.box.net/shared/s3jb4hq3mf
III. Andantino con grazia: http://www.box.net/shared/xs7hqj8clz
IV. Allegro giusto: http://www.box.net/shared/q2h6ugrz00
1 comentari:
Hola,
Acabo de descubrir el blog -buscando cositas de Brunetti- y me parece tan interesante que he tenido que dejar estas líneas. Prometo leérmelo todo y recomendarlo con entusiasmo.
Gracias y hasta otra.
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